1. Uno de los ejemplos más frecuentes es cuando alguien
se siente triste la mayor parte del tiempo, sin gusto por sus pasatiempos o
diversiones, con problemas interpersonales derivados de su poca tolerancia
a los demás, con fallas de la memoria, distracción y dificultad para conciliar el sueño.
En estos casos es factible que la persona ni siquiera se
sienta tan triste, sino muy irritable, explosiva y con gran carga de
frustración ante sus problemas cotidianos. La gente la nota muy sensible y con
gran sufrimiento.
2. En su vida estos síntomas comienzan a provocarle dificultades
en el trabajo, fricciones frecuentes con sus familiares o con otras personas,
incapacidad para tomar decisiones adecuadas, e incluso maltrato de los demás.
Si esto progresa las ganas de vivir pueden disminuir y se llega a considerar la
auto-aniquilación. Esta situación amerita la evaluación y el tratamiento de
parte de un psiquiatra o de un médico capacitado en el manejo de la depresión.
3. También existen personas que paulatinamente
desarrollan preocupaciones constantes y catastróficas sin causa
externa que las justifique, y se angustian por encontrar maneras de evitar que
se conviertan en realidad.
Esto puede incluir la práctica de rituales mentales o
conductas repetitivas como rezar en voz baja un número predeterminado de
oraciones, contar mentalmente todos los autos de determinado color que vea en
su trayecto al trabajo, lavarse repetidamente las manos cuando teme estar
contaminado por haber tocado algún objeto sospechoso, checar una y otra vez las
llaves de la estufa para evitar ser intoxicado por una fuga de gas doméstico o
la cerradura de una puerta para poderse retirar de ella con la tranquilidad de
que está cerrada.
4. Paulatinamente comienza la disfunción social de
la persona, los demás la ven rara. Le cuesta trabajo incluso salir de su casa a
realizar sus actividades normales prefiriendo recluirse. Esta persona puede
cursar con lo que se conoce como trastorno obsesivo/compulsivo que amerita
también evaluación y tratamiento por un psiquiatra.
5. Hay condiciones en las que la ansiedad se eleva de
forma muy intensa y prevalece así a lo largo de semanas y meses. Son personas
que se sobresaltan muy fácilmente y constantemente tienen la
sensación de que algo malo les puede suceder en cualquier momento, pero no
saben de qué se trata.
6. Frecuentemente se quejan de dificultades para
descansar durante las noches, ya que les cuesta trabajo quedarse dormidas o
mantener el sueño y por las mañanas se sienten tan cansadas como si hubieran
estado despiertas toda la noche.
7. También pueden
experimentar sudoración excesiva de las manos, latidos intensos del corazón,
sensación pasajera de estar volviéndose locos, falta de aire o temor a morir
repentinamente. Todo ello es compatible con un trastorno de ansiedad (neurosis
de ansiedad).
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